El asesinato de un joven graffitero por parte de la Policía colombiana y el eventual trámite penal ante la justicia militar es el mensaje de una depravada noción de seguridad y orden. ¿Vale más una pared “limpia” que la vida y la libertad de expresión?
Por Andrés Monroy Gómez
El asesinato del estudiante y graffitero Diego Felipe Becerra el pasado mes de agosto por parte de un miembro de la Policía Nacional de Colombia, es el inicio de una cadena de hechos en los que las nociones de derecho a la vida, libertad de expresión, buen nombre y justicia imparcial quedan en entredicho.
Conversamos con Miriam Pachón, abogada que representa a los familiares de Diego Felipe en las acciones judiciales contra el Estado colombiano.
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